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Como llegar : En la
plaza de España a la derecha tenemos la calle Gabino Aranda,
12
HISTORIA
LA TERTULIA,
UN PATIO DEL SIGLO XVII |
Juez de Paz de
Conil |
Hacia el final de la calle Gabino
Aranda, en su nº 12, se sitúa una de las casas más interesantes y típicas
de Conil. Conocida actualmente por “La Tertulia”, tenemos en ella uno de
los más conseguidos arquetipos de la vivienda del agricultor acomodado del
siglo XVII. Se ajusta al modelo mediterráneo de vivienda estructurada a
través de un patio central descubierto, en torno al cual se distribuyen
las diferentes habitaciones y un segundo patio trasero, en el cual se
ubicaban las cuadras y el corral, inherentes al tipo de vivienda
descrito.
Su fachada se encuentra dividida en dos
plantas, a la que se abren, por un lado ventanas sitas en el piso
superior, de reducidas dimensiones por estar destinadas a soberados, y por
otra parte, la puerta de entrada, enmarcada ésta en pilastras de piedra
arenisca, que soportan una cornisa labrada. Rematando la fachada se
encuentra una cornisa corrida, y el típico pretil barroco, que hasta hace
poco tiempo estuvo decorado con cuatro jarrones tallados en
piedra.
La casa se estructura a través de tres
crujías paralelas a la calle, situándose el patio central entre la segunda
y la tercera crujía. La construcción está realizada con muros de carga
entre medianeras, de sesenta centímetros de espesor, a base de piedras de
tamaños diversos y mortero de argamasa fabricado con la propia tierra del
lugar. Los forjados están constituidos por vigas de madera, alfajías,
ladrillos a tabla, siendo el relleno de barro, con finalidad aislante y la
cubierta hecha de ladrillo tosco. Todas las paredes están enfoscadas con
mortero de cal y arena, y han sido blanqueadas con infinitas capas de cal
apagada.
El patio es de grandes dimensiones, y en él
destacan el pozo y la pila para lavar. El acceso a la planta superior se
realiza a través de cuatro escaleras, dos de las cuales permanecen unidas
por un pasillo-corredor. A través de un angosto pasillo, que parte del
centro del patio, se accedía a la parte trasera de la casa, que hoy forma
finca independiente con acceso por la calle Hospital. En ella se ubicaban
dos cuadras, dos habitaciones en planta baja, cocina, escaleras y un
sobrado.
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Patio
principal de la Tertulia, covacha y escalera
doble |
Cronológicamente la casa es difícil
de encuadrar en un período concreto. Las primeras referencias documentales
sobre ella proceden de Escrituras Públicas de la segunda mitad del siglo
XVII. En el año de 1660, Juan de Amar estableció un tributo sobre esta
casa a favor de la Capellanía de don Juan de Herrera(1). Posteriormente,
ante el escribano Alonso de Alba, en el año de 1664, este mismo Juan de
Amar vende parte de la casa a Melchor Rodríguez Matamoros. En 1687, María
Mayor aparece como dueña de la parte central de la finca, en comunidad con
Diego de Baro(2). En esta época la casa pasa a propiedad de Mariana
Moreno, hija de don Sebastián Ramírez Moreno, Alcalde de Conil por
aquellos años.
Doña Mariana estuvo casada con don
Pedro de Amar y Moreno, Capitán de las Milicias Concejiles, al mando de
las cuales estuvo en Badajoz sirviendo al monarca Felipe IV en la guerra
contra Portugal(3). Por herencia la casa pasa a una hija de ambos, llamada
Inés, en cuyo interesante testamente otorgado en 1710 menciona este
inmueble, situándolo en la calle que entonces se llamaba de Don Martín.
Doña Inés de Amar casó con don Juan García de la Suela, Sargento Mayor de
la Milicia, aportando de dote al matrimonio la suma de 115.000 reales de
vellón. Fruto de esta unión nacieron diez hijos y durante el siglo XVIII
constituyeron la familia más rica y poderosa de Conil. Uno de sus hijos,
llamado Tomás, fue Párroco de Conil, y otro llamado Sebastián fue el
heredero de la casa a la que nos venimos refiriendo, habitándola hasta
1760(4).
Para hacernos una idea del inmenso poder
económico que tenía la familia Amar, cabe mencionar que poseían 632
aranzadas de tierra en propiedad, numerosas cabezas de ganado de
diferentes clases, bodega y 600 pesos en alhajas de oro y plata. Al mismo
tiempo llevaban en calidad de arrendatarios la Dehesa de la Villa en
Conil, la Dehesa del Palmar en Vejer y la Dehesa de Aciscar en Tarifa. Las
interesantes disposiciones testamentarias de doña Inés de Amar nos
revelan, también, que poseía tres esclavos de color a su servicio,
llamados Simón, María y Margarita, que no podían ser enajenados una vez
que falleciera la testadora, otorgándoles la libertad de escoger con cual
de los descendientes querían seguir sirviendo.
A don
Sebastián de la Suela le sucede su hija Mariana de la Suela y Bazán en la
posesión de la casa hasta finales del siglo XVIII(5). Por entonces, compra
la finca don Miguel Palomino y Sánchez, agricultor y propietario de la
casa colindante de la calle del Peñón nº 16, que a la sazón fue el primer
Alcalde Constitucional de Conil tras la promulgación de la Constitución
Gaditana de 1812. Un hijo de éste, llamado Manuel, que también llegó a ser
Alcalde, habitó la casa con sus ocho hijos durante todo el siglo XIX,
cinco de los cuales, una vez casados, permanecieron viviendo en la casa.
En 1880, el santanderino Don Antonio González de Oreña, que igualmente
desempeñó el cargo de Primer Edil durante la Revolución Gloriosa en 1868,
compra la casa a los ocho hermanos y permanece en manos de sus
descendientes a lo largo de todo un siglo(6) adquiriéndola su actual
propietario, Pedro Jesús de Alba Amaya, en el año
1995.
En el último siglo, el XX, la casa pasó a ser
patio de vecindad, en régimen de alquiler, llegando a estar habitada por
trece familias simultáneamente. En esta etapa, la parte central de la casa
estuvo ocupada por don Juan Diufain, sastre de profesión, a cuyo taller de
costura concurrían un buen número de mujeres conileñas para trabajar en la
confección de prendas y vestidos.
Más arriba dije que
es difícil precisar una época de construcción para esta casa, pero se
puede asegurar que hace trescientos cincuenta años ya tenía la misma
distribución y las mismas dependencias que en la actualidad. También sería
conveniente apuntar que la casa no fue construida de una sola vez, como lo
corrobora la existencia de cuatro escaleras, de distinta factura y período
constructivo, pues en caso contrario habría supuesto todo un derroche de
espacio y dinero para subir a la planta superior. Todo conduce a pensar
que muy posiblemente la familia Amar reunió la propiedad de las distintas
partes de casa, a la que dio la configuración que ha perdurado hasta
nuestros días.
La espera ha
merecido la pena.
Nuestro amigo
curro nos ofrece por fin una
reflexión
personal.
Hasta a mi me parece increible que en esta zona se
confabulen tantas confluencias de:
vientos, idiosincrasias,
personalidades (a veces gentío)
como las corrientes de océanos y mares
(Atlántico y Mediterráneo), como el agua que
corre por pequeños ríos (Salado y Conilete). Esto
es así,....y además, lo podéis comprobar por vosotros
mismos.
Curro.
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